¿Cómo escoger el mejor colchón?
¿ Cómo escoger el mejor colchón?
Descansar bien no sólo es un placer sino una condición necesaria para mantener nuestra salud. Tan importante son las horas de sueño como tener un buen colchón en el que descansar. Al final, ¡pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida dedicados a dormir! Contar con un buen colchón es, por lo tanto, sinónimo de buena salud, reducir los dolores de espalda, calidad de vida… Y, además, un buen descanso también supone mostrar siempre un buen humor.
¿En qué debemos fijarnos a la hora de elegir el mejor colchón? Lo primero es que éste proporcione el apoyo adecuado para nuestra espalda y que brinde una ventilación adecuada, además de tener un fácil mantenimiento. Elegir bien los materiales de los que esté fabricado nuestro colchón es el primer paso para acertar con nuestra compra. En primer lugar, tenemos los colchones de muelles. Este tipo de colchones tienen como función que el peso del cuerpo se distribuya uniformemente. Cada muelle trabaja de forma independiente, haciendo el mejor soporte para dormir del tirón. Por otro lado, su estructura permite que el aire circule y que no se pase calor, algo primordial para el buen descanso.
Otro tipo de colchones son los viscoelásticos, que si por algo destacan es por la increíble comodidad que brindan. La espuma de la que están confeccionados es de una gran calidad, caracterizada por su firmeza y su capacidad de adaptación al cuerpo. En el mercado también podemos encontrar los colchones de látex, los cuales se componen de capas de látex, una sustancia extraída de plantas con muchas funciones distintas. El látex se obtiene de algunas plantas, aunque también puede ser fabricado de forma sintética. La espuma de los colchones de látex para hacer colchones es muy densa y pesada, y destaca por su capacidad para adaptarse a la forma del cuerpo sin perder su firmeza. Este tipo de colchones resultan perfectos para personas que se mueven mucho en la cama, incluso una vez dormidas. Otra ventaja de este material es que no contiene burbujas de aire ni tejidos donde se puedan refugiar ácaros, esos pequeños insectos que viven en el polvo y se encuentran habitualmente en todo tipo de tejidos, como en la ropa de cama y en los colchones. El mayor inconveniente que representan los colchones de látex es que para aquellas personas que sufren de alergia a esta sustancia, y que tendrán que escoger otro material.
Ahora que ya conoces los distintos materiales que podemos encontrar en la confección de colchones, es importante prestar atención a otro factor básico, la firmeza del producto. La firmeza es la resistencia que aporta el colchón a la carga producida por nuestro cuerpo. El colchón debe repartir de forma adecuada el peso de nuestro cuerpo, aportando siempre una buena sujeción, pero sin resultar incómodo.
Si nos declinamos por un cochón demasiado duro, esté jamás se adaptará a nuestro cuerpo y nos provocará demasiada presión sobre nuestros hombros y caderas, que son nuestros puntos de apoyo a la hora del descanso. Por el lado contrario, si compramos un colchón blando en exceso, nuestra columna lo pagará caro, ya que no recibirá el apoyo que necesita y tenderá a curvarse de forma perjudicial para nuestra postura. Otro de los problemas de los colchones blandos es que no cuentan con una buena aireación, lo que provoca una sensación de calor sofocante.
Un punto importante es elegir el material que mejor se adapte a nosotros en función de nuestra propia temperatura corporal, es decir, si somos friolentos o calurosos, y también en base a nuestra forma de descansar. Si tendemos a dormir de lado, necesitaremos un colchón de dureza intermedia, que se adapte a la forma de nuestros caderas y hombros. Si dormimos boca arriba, nos conviene entonces un colchón más duro que nos ayude a evitar malas posturas de nuestra columna vertebral. En caso de que durmamos boca abajo, lo que nos pide esta postura es un colchón más blando, que evite malas posturas en el cuello y no nos deforme columna.
Para aquellos que ni durmiendo pueden parar quietos y se mueven de un lado a otro la mejor opción es un colchón firme que no impida los movimientos. Eso sí, en caso de que sea demasiado duro puede provocar daños al momento de cambiar la postura. Lo mejor es un colchón flexible que permita el cambio de posturas distintas a lo largo de la noche y de las horas de descanso.
Ya habíamos mencionado al principio la importancia de que el colchón tenga una buena ventilación, es decir, que permita la transpirabilidad, y ésta viene dada por los materiales. Cuanta más transpiración, menos calor pasaremos. Por lo tanto, para climas calurosos y noches sofocantes, la mejor opción es un colchón de muelles, lo que ofrecen mayor transpirabilidad y los más frescos.
¿Y cómo elegir un colchón según nuestro cuerpo? Las personas más ligeras, requieren de una superficie para descansa más flexible que les permita repartir el peso. No obstante, las personas más anchas deberán optar por un cochón firme, que les sujete de forma uniforme y no les provoque el efecto barca.
En cuanto a las medidas pensemos que cuanto más grueso sea el colchón, mejor descansaremos. Si queremos asegurar el confort, el grosor del colchón debe ser de, al menos, de 15 cm. La altura mínima del colchón en el que descansemos tiene que ser, al menos, 10 cm más largo que lo que midamos.
En caso de que no durmamos solos sino en parejas, la mejor decisión es optar por un colchón que contrarreste los movimientos de cada uno. Nuestra sugerencia es decidirse por un colchón de viscoelástica o de muelles ensacados.
Como has podido saber después de leer este artículo, elegir el mejor colchón no es nada fácil. Al final, declinarse por uno u otro, no sólo depende de la calidad de los materiales y sus distintas cualidades, hay que tener en cuenta que cada persona tiene unas características anatómicas distintas, y lo más importante, ¡una forma distinta de dormir!
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